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Una clínica con alma: la Dra. Sabrinsky Flores y su revolución silenciosa en la odontología dominicana

Clínica dental en República Dominicana la mejor valorada de la región
Clínica dental en República Dominicana (SABRINSKY FLORES DENTAL ROOM)

Santo Domingo, República Dominicana — No hay anestesia para la ansiedad. Esa fue la conclusión que la Dra. Sabrinsky Flores extrajo después de más de dos décadas atendiendo a pacientes que llegaban con dolor bucal, sí, pero sobre todo con miedo, vergüenza y silencio acumulado. En su clínica dental ubicada en el corazón de Santo Domingo, ella ha logrado lo que muchos aún consideran improbable: convertir una visita al dentista en una experiencia humana, casi terapéutica.

A las 8:45 a.m., el consultorio ya está lleno. No de pacientes en fila, sino de historias. Una madre soltera que postergó su tratamiento por priorizar a sus hijos. Un joven que dejó de sonreír por el bullying en su adolescencia. Un empresario con bruxismo silencioso. A cada uno, la Dra. Sabrinsky los recibe con un ritual tan antiguo como necesario: mirar a los ojos, saludar por su nombre y preguntar, con genuino interés, cómo se sienten. En un país donde el acceso a la salud dental sigue siendo desigual, este gesto —aparentemente pequeño— marca la diferencia.


“La tecnología es indispensable, pero si no sabes tocar la mente y el corazón del paciente, no hay escáner 3D que lo compense”, dice la doctora mientras ajusta la luz sobre una joven lista para un diseño de sonrisa. Y esa filosofía es visible en cada rincón: desde la decoración sobria y cálida del espacio, hasta el equipo humano que la acompaña —formado por higienistas y asistentes entrenados no solo en protocolos clínicos, sino en contención emocional. Esta clínica no trata bocas. Trata personas.


A diferencia de muchas prácticas que priorizan la rapidez o la estética inmediata, la Dra. Sabrinsky ha defendido con firmeza un enfoque conservador y ético. “Lo que se puede salvar, se salva. Y lo que se debe mejorar, se mejora con transparencia, sin prometer milagros.” Desde tratamientos de limpieza profunda y reconstrucciones mínimamente invasivas, hasta radiografías digitales y diagnósticos con tecnología CBCT, su clínica ofrece una atención que combina ciencia, experiencia y una premisa esencial: menos es más, si se hace con precisión.


Las reseñas en Google hablan solas. Más de un centenar de pacientes no solo califican con 5 estrellas la atención recibida, sino que escriben —en párrafos sentidos— sobre cómo su vida cambió al cruzar la puerta de la clínica. Palabras como “humana”, “transparente”, “acogedora” y “profesional” se repiten con insistencia. Para una disciplina históricamente temida, como la odontología, este nivel de afecto no es común. Es el resultado de años de trabajo paciente, resistencia frente a la masificación, y una claridad inquebrantable de propósito: “que cada paciente vuelva a sonreír, no solo con su boca, sino con su historia.”


Además de tratamientos dentales completos, la doctora ha incorporado estrategias de educación preventiva para pacientes de todas las edades. En su sitio web y canales sociales, comparte contenido sobre higiene bucal, el impacto del estrés en la mordida, y hasta los efectos del ayuno intermitente en la halitosis. Todo con un lenguaje cercano, casi maternal. El futuro de la clínica apunta a la expansión de servicios interdisciplinarios —nutrición, psicología del miedo dental, estética facial— sin perder el alma del proyecto: el vínculo humano.


En una República Dominicana marcada por desigualdades en el acceso a la salud, la clínica de la Dra. Sabrinsky representa un modelo replicable de odontología con rostro humano. Su práctica no se construyó con promesas publicitarias vacías, sino con confianza construida cita a cita, sin atajos. Quizás por eso, cuando se le pregunta si planea abrir nuevas sucursales, responde con la misma honestidad con la que habla a sus pacientes: “Mi objetivo no es crecer en tamaño, sino en profundidad. Quiero que quien entre aquí sepa que su historia será escuchada. Eso no tiene precio.”


La clínica dental de la Dra. Sabrinsky Flores no es un espacio más. Es un refugio donde cada tratamiento tiene nombre, historia y contexto. Donde la salud bucal no se mide en dientes blancos, sino en sonrisas verdaderas. Un lugar donde la odontología se parece, cada vez más, al acto de cuidar. Y eso, en estos tiempos, es más revolucionario de lo que parece.



 
 
 

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